Está instalado en lo que fue sacristía mayor de esta iglesia, formada por dos salas rectangulares unidas por su lado corto, cubiertas con bóvedas de lunetos. Su construcción data de la primera mitad del siglo XVII y fue pagada por el arzobispo de Zaragoza D. Martín Terrer, cuyos blasones adornan las esquinas y la puerta de entrada, mientras su retrato la preside.
   Contiene una magnífica colección de Primitivos Aragoneses, entre los que destacan tres retablos enteros de gran tamaño, y varias obras del propio Bermejo, más otras piezas que rivalizan con éstas en importancia.
   En orfebrería la colección es importante, no tanto por tratarse de obras de primera categoría cuanto por darnos una serie abundante, a través de todos los tiempos, del trabajo artesanal de la localidad y de sus importaciones.
   Respecto a los ornamentos, es el mejor conjunto de Aragón, compitiendo con los mejores de España, destacando en ornamentos de los siglos XV y XVI, con algún ejemplar único conservado de su traza. Contiene además unos Cristos de marfil y unas tallas de buena factura.